Este es el tercer disco que Ramalama publica de Cecilia. Hace dos años salió a la venta un disco que hacía tiempo se echaba de menos. Un disco en directo. Si bien era una recopilación de directos radiofónicos, este era un trabajo que dejaba ver a una Cecilia auténtica, cantando en vivo sus grandes éxitos, así como canciones que nunca grabó en estudio, y que eran habituales en sus conciertos, como Puente sobre aguas turbulentas, we shall overcome o The Boxer.

El año pasado, se publicó Mi muñeca. Un trabajo que recogía 4 canciones inéditas, y una serie de temas, que por determinadas circunstancias, no habían pasado la censura de la época, o bien habían sufrido "los retoques" de la dictadura.

Cecilia: Diálogos

Este año publicamos el tercero y más difícil. Más difícil porque se trata de 15 canciones inéditas, que la autora nos dejó grabadas en cintas caseras, y que han tenido que ser estudiadas y "recompuestas" para obtener quizá, esa canción que la autora buscaba en sus composiciones. Son relatos de la vida, del amor, del desamor, de la crítica social, de su admiración hacia Valle Inclán… En definitiva, unos diálogos con la música y con la vida, que es lo que Cecilia siempre hacia, dialogar, ella dialogaba con sus instrumentos, basta recordar su canción Mi pobre piano, con sus mascotas, en concreto con su perro Blacky.

Ella dialogaba mucho con sus canciones y sus composiciones, solía hacerlo todo a la vez, componer letra y música, y para no olvidarlo lo grababa, y en las grabaciones, se hablaba a ella misma fijando letras y notas, para así escribirlas y terminar de rematar una canción. Y por supuesto dialogaba con sus amigos, con la gente y con todo el mundo que se acercaba a ella. Cuántas veces he oído a María Teresa Campos decir, que lo que más recordaba de su amiga, eran las horas que se tiraban charlando juntas.

Por todo esto llega este "diálogos con". En este trabajo podremos oír a la más auténtica Cecilia, sin tapujos, directa al corazón de todos. Si bien es verdad que las grabaciones de su voz, no son las que hubiéramos querido, sí podemos decir, que la música que le acompaña, nos ayuda a escucharla, e incluso nos hace olvidar ciertas "deficiencias técnicas" con la que la voz fue registrada en su día.

Hemos procurado hacer un trabajo lleno de honestidad y respeto máximo por la obra que la autora estaba preparando, y eso, en ciertos momentos, nos llevó a pensar que el trabajo sería imposible, pero desde un principio nos resistimos a darnos por vencidos, y quizá por cabezonería y tesón, hemos llevado, creemos, a buen puerto, lo que en principio veíamos como algo imposible.

Bien es cierto, que jugábamos con lo que había. No podíamos inventarnos nada. Las cintas estaban ahí. Durante varios años, se fueron pasando, una a una. Lo que estaba claro estaba claro. Una canción inédita, el single de Maripepa, una canción cantada sin censurar (Dama dama, Mi querida España), pero había mucho más. Trozos retales, una estrofa aquí, otra allá, en ocasiones separadas por años, no por años de grabación, sino por años en su digitalización.

Me pasé horas, días, semanas, meses e incluso años, juntando todos eso pedacitos, que en unas ocasiones tenían sentido, y en otras no. Recordaba una música y una estrofa, al pasar otra cinta, me daba cuenta que casaba con otra escuchada tiempo atrás, la buscaba, y sí, efectivamente, formaba parte de la misma composición. Pues nada, manos a la obra, y junto con mi ordenador, como si de una labor de nuestras abuelas se tratara, cortaba aquí, y juntaba allá.

Toda esta labor la llevé a cabo, confieso, que durante mucho tiempo, sí años. Era una ilusión, como un pequeño milagro, conseguir juntar todos esos trozos, y que apareciera la canción. Lo que jamás pude pensar, es que llegara alguien, y ese alguien confiara en esta labor, y diera la oportunidad de que algo así viera la luz.

Gracias José Ramón Pardo, por confiar totalmente en esta "vainica doble". Gracias Julio Seijas y Bob Painter, por subirle los bajos a estos pantalones, cambiar los botones, y hacer de una chaqueta un Frac de lujo. Gracias a luis Delgado y a Javier Bergia, por ponerle pinzas y sacar flecos a dos piezas sueltas. Y gracias muy especiales a María Teresa Campos, que fue quien verdaderamente me inspiró el título de este disco, y que quizá sea una de las personas que con más atención lo escuche, y así pueda hacerse la ilusión de que, de nuevo, vuelve a dialogar con una de sus mejores amigas.

— Jesús Caramés